Tapiar los sentidos,
frenar los impulsos.
Mojar al silencio
en la negra y espesa tinta
de la nada.
Encerrar los sentimientos,
abortarlos, ignorarlos.
Amordazar de silencio
las preguntas y con sarcasmo
escuchar las respuestas.
Desatar nudos,
enredar palabras
soltando en ellas
sapos y culebras.
Gritar desde adentro
y al filo de la vida
hacerme equilibrista.